¡AY TOÑITA!
Antonia, cara de santa pero mente-de-mente, paseaba todos los días en el
vecindario Las Flores, ¡ah, qué casualidad que todos los chicos le tiraban
flores! y esta cabrona nada de nada, ni un pirulí. Francisco, su novio a lo
60’s, pinta educado, con buenas intenciones, pero cada que se pasa de alcohol;
se vuelve otro (¡Ay san pacho encuero!, como diría mi abuela). No, no mejor
vayan usando su doble sentido porque aquí lo que viene es puro cuento, y si no
es de los que lee estas porquerías, mejor deje de leer.
Antonia, como buena cabrona y a la vez ‘santa’, decidió cortarle a
Francisco, porque ella estaba aburrida de que fuera tan aburrido, sin
aventuras, sin nada. Ella dice que se lo ha visto un par de veces, que lo tiene
en tamaño Small, y eso no le queda bien para lo sexy que es al caminar, hablar
y otros asuntos demás. De paso aprovecha su soltería y noche a noche, su rutina
eran las disco, de ahí empezó a reprobar todo en la escuela, sus papás la
castigaban, pero no sabía ser juiciosa; se escapaba tanto, que ya era una
experta con título en ello. Un día mientras bailaba muy sensual Pole Dance en
la disco, se le acerca un joven con estatura aproximadamente 1,90 metros, y la
agarra por el brazo de manera sutil, y la jala hasta la puerta, ella con una
cara de ‘ay’ muy pícara hasta que él le dice: “tanta belleza no debería ser
expuesta, eso es ilegal, y más que seas una teen apenas”, con mucha frustración
ella le responde: “hijo de puta, dejadme la vida en paz, vale?”. Él mientras
escuchaba esa histeria, se queda callado y se acerca y se acerca aún más hasta
besarla muy salvaje para callarla. De ahí, quedó enamorada, y así; iba todos
los días tratando de encontrarlo con más objeción, y lo lograba.
Un día Darío, y Antonia se fueron juntos para la casa de él, charlaron y
charlaron hasta beber vino, de lo ebrios que estaban; se excitaron, se tocaron
muchísimo, y no bastó la caricia que él a paso lento hacía; inicia desde el
talón de ella hasta la gloria, una gloria que sólo uno pudo hacerlo, pero él
prometió que de ahí sería el segundo y nada más. ¿Entienden por qué los hombres
aburren mucho? Es que se fijan en estupideces y no en gozar las oportunidades.
Antonia no se acuerda de absolutamente nada, ni siquiera de haber puesto la
llave en su gloria, pero si se acuerda de haberse enamorado. Darío no vuelve
más nunca, y ella se frustra; se vuelve muy sádica, seca, brusca, y lesbiana.
¿Quién carajos les dijo a las mujeres que después de una ruptura amorosa con
hombres se vuelven lesbianas?, lo cierto es que a partir de eso fue más feliz
de experimentar muchos cuerpos de la misma onda.
Luego de un par de años, Darío vuelve porque después de tocar tantos
cuerpos, sólo el de Antonia pudo gozar, nunca olvidar, y amar, por eso, vuelve
a la discoteca en donde sucedió el primer contacto visual, corporal y hasta en
boca de insultos, aunque no la encuentra; la llora. Quedo ebrio en la disco y
dormido, (pero que bonita casualidad, he tratado de arreglar el encuentro y no
me surge la idea de unirlos, y sé que ustedes me están mentando la madre), y
así,van pasando los días y él la espera con esperanzas. Hasta que ella, sola,
sin nadie, con un trago deja sus amores de travesura en la disco, pero no se ha
fijado mucho quienes están a su alrededor. Darío estando en la misma disco,
tomando vodka de vainilla, observa a todo un público que espera quien baila en
ese tubo parado en todo el frente y de repente mira con esos mismos ojos en que
la miro el primer día, con esas mismas ganas que se tuvieron, y de paso grita:
¡AY TOÑITA! Y ella voltea respondiendo el llamado, hasta que los dos se van
acercando a paso promedio; ella le grita de nuevo como la primera vez: Hijo de
puta, dejadme la vida en paz, vale?” y él la besa y al terminar le dice: te he
esperado mucho, mi Toñita, mi pelirroja, a ti es la única que te he podido ver
en otros ojos, y agarrarte con ganas y queriéndote mucho para el resto de mi
vida….
Se largan, a tocarse de nuevo.
-FIN-
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